El claustro docente del Karol Wojtyla ha vivido un emocionante Retiro de Cuaresma de la mano del sacerdote Ricardo Martín Pérez-Moreno. «Tenemos que vivir esta Cuaresma como si fuera la primera, como si fuera la última, como si fuera la única», ha dicho con entusiasmo a los presentes. Al término de su intervención el Señor ha sido expuesto en el altar para su adoración por parte del profesorado.
«Dios se goza en la creación de cada uno de nosotros. Somos preciosos, y esto no es vanagloriarse. Esto es reconocer que Dios no se equivoca: no hace nada mal. Pero el pecado existe en nuestra vida y por eso la Cuaresma la empezamos así: reconociendo que necesitamos perdón y conversión», ha explicado el presbítero.
Tal y como ha señalado, la Cuaresma es un tiempo que se nos regala para que dejemos transformar nuestra vida. «Pero la conversión no es primariamente un cambio de comportamientos. Lo fundamental es la conversión a Cristo: mirarlo a Él y darnos cuenta de que Él nos está mirando. No con una mirada acusadora, sino con una mirada de amor, ya que somos infinitamente amados por Él».
¿Qué esfuerzos tenemos que hacer nosotros para amar? «Yo no puedo hacer nada. Solo volver al amor primero. Volver al amor que Dios nos tiene. Porque, como dice San Pablo, Él nos amó primero».
El padre Ricardo Martín nos recomienda la lectura diaria de la Palabra de Dios durante los días de este tiempo litúrgico. «Es una medicina poderosa en Cuaresma. Viene a iluminar mi corazón desde la perspectiva del amor. Desde la perspectiva de alguien que nos quiere sanar desde el amor y en el amor. Crecer en el conocimiento de Jesucristo en esta Cuaresma es dejarnos enamorar».
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