“Toledo es como una tarta”, dice Nacho. Y, de forma inmediata, los alumnos de 5º de Primaria del Karol Wojtyla se quedan escuchando entusiasmados. “Si excaváramos hacia abajo encontraríamos diferentes pisos: romano, visigodo, musulmán y cristiano”. Nacho es uno de los guías de la excursión. Además de él están Manolo y el otro Nacho, dos auténticos expertos en la ciudad que en seguida se han hecho amigos de los chavales. De esta manera nuestra excursión a Toledo es un auténtico éxito.
Los niños, casi 60, escuchan con atención las explicaciones en cada parada de la ruta: Zocodover, las Cuatro Calles (que en realidad son cinco y ya sabemos por qué), la Catedral (cuya campana gorda pesa muchísimas toneladas), la judería, un aljibe que apenas casi nadie conoce (el pozo de El Salvador), la Puerta de Bisagra… En el camino rezamos el Angelus, como cada mañana, junto a la cruz de uno de sus numerosos conventos y el gentío se nos queda mirando con una sonrisa en la cara. No hay atisbo de aburrimiento. Y es que una actividad cultural puede ser, si está tan bien planteada, una oportunidad de diversión y aprendizaje. Os dejamos una galería que refleja el día tan increíble que hemos pasado.