Con motivo de la festividad de San José, día de precepto en la Iglesia Católica, el Colegio Karol Wojtyla ha celebrado dos Eucaristías. Los alumnos de 3º de Primaria hasta 4º de la ESO así como algunos de sus familiares han asistido con alegría a la Santa Misa.
El padre Carlos María ha recordado a los alumnos, con una sencilla homilía, la importancia que tiene para todos nosotros la figura de San José. Transcribimos aquí sus palabras:
«Es verdad que sabemos muy poquito de San José. En el Evangelio solo aparece un par de veces al principio de la vida de Jesús. ¿Cómo podemos tenerle tanto cariño entonces?
La respuesta es sencilla. En el Evangelio hay una palabra que nos lo resume todo sobre él. ¿Es posible tal cosa? Que la vida de una persona se resuma en una sola palabra es muy difícil. ¡Pero es posible!
San José, dice el Evangelio, era ‘un hombre justo’. Y en el momento en el que se escribió el Evangelio una persona ‘justa’ era mucho más que lo que entendemos por ‘ser justo’ en la actualidad. ¡Una persona justa era una persona santa! Entonces, cuando nos dice el Evangelio «José era justo» en realidad nos está diciendo «José era santo». Porque José era un amigo verdadero y perfecto de Dios. Y como recibió de parte de Dios el encargo de cuidar a María, así fue. Para él, la amistad con Dios era lo más importante. Así que cumplió su misión hasta el final.
De otros personajes nos pueden decir que han ganado copas de fútbol, que han grabado muchísimos discos de música, que han hecho muchas películas, que han conseguido llegar a ser presidentes o incluso reyes. Y eso, desde luego, es muy importante. Pero San José fue tan importante que con una sola palabra resumieron su vida y ha pasado a la Historia. ¡2000 años recordando a San José! Y todo porque cumplió su misión de cuidar a María y a Jesús hasta el final.
¿Nosotros queremos que nos recuerden a lo largo del tiempo? ¿Cómo nos gustaría que se acordasen de nosotros? Qué bueno sería que pasemos a la Historia nosotros también como personas justas. Porque una persona justa, es decir, santa, siempre va a estar ahí. Por tanto: esforcémonos para que nos recuerden como amigos de verdad de Dios, y que de esta manera podamos conseguir tantas cosas buenas».