Con motivo de la celebración del día de la Inmaculada Concepción de nuestra Santísima Madre la Virgen María (Patrona de España), la gran familia del KW ha vivido una preciosa jornada festiva. La Santa Misa ha sido el punto de partida en un día sin duda emocionante: todo el alumnado del Colegio, de Infantil a Secundaria, ha rezado conjuntamente el Santo Rosario y ha alzado la bandera de España al son de su himno nacional.
La Eucaristía ha sido presidida por don José Zarco, capellán del Centro. Transcribimos aquí una homilía que ha transmitido a los asistentes la importancia del amor a María, nuestra Madre.
“La fiesta que hoy celebramos es algo muy grande. La Virgen María nos conoce y nos ama, ya que por la gracia del Bautismo en cada uno de nosotros Ella ve a un hijo. Por estar bautizados nos parecemos a Jesucristo, y Ella quiere quiere ver cada vez más en nosotros ese amor y seguimiento a Jesús.
La fiesta de la Inmaculada Concepción no consiste solo en hablar de María. El dogma de la Inmaculada Concepción toca profundamente nuestra vida. Inmaculada quiere decir ‘no manchada’. La Virgen María no tiene ningún tipo de pecado. Ella jamás ha cometido un solo pecado. Ella es la Toda Santa. La Toda Hermosa.
Cuando decimos que una persona es bella normalmente nos quedamos en lo externo, pero, queridos alumnos: la belleza externa es pasajera. Sin embargo, la belleza del alma y la belleza del corazón no pasan, sino que van a más.
La Virgen siempre ha sido limpia de pecado. Y ha ido creciendo en su belleza espiritual. Está llena de gracia, llena del amor de Dios. Y eso quiere decir que no hay en Ella hueco para el pecado.
Cualquier tipo de pecado nos deteriora, nos deshumaniza. Las personas honradas son bellas. Esa belleza es la de María. No tiene ningún tipo de sombra. En Ella todo es resplandeciente. Dios la quiso hacer así porque es la Madre de su Hijo.
María podía haber dicho que no a los planes de Dios. Pero Ella es totalmente dócil al Espíritu Santo. Y esto es lo que vamos a celebrar en esta Navidad.
No debemos olvidar que nosotros estamos llamados por Dios a tener esta belleza. Dios quiere que luchemos contra el pecado y que estemos llenos de su amor. El amor de Dios consiste en estar abiertos a los demás, ser humildes, ser honrados….. Dios quiere conseguirlo en nosotros a través del a Espíritu Santo.
La Virgen María, en el Cielo, va a estar intercediendo por cada uno de nosotros para que nos vayamos pareciendo cada vez más a Él. Y algo muy bonito es llegar a la Navidad limpios de pecado. No vivir esclavizados sino libres para amar de verdad. En este Adviento vamos a tener ocasión de quitarnos el peso que podamos tener en nuestras conciencias. La Virgen María es un ejemplo».