En el marco de actividades programadas con motivo de la celebración del Día del Libro, el pasado 23 de abril, los alumnos de 6º de Primaria y los chavales de Secundaria han tenido el privilegio de asistir a una charla del escritor Juan Pérez-Foncea. El autor donostiarra, que ha publicado ocho títulos hasta la fecha, ha hablado a nuestros estudiantes acerca de su vocación literaria.
Tiene decenas de miles de lectores en todo el mundo y nos ha narrado la curiosa historia de cómo llegó a convertirse en escritor, cuando realmente a lo que se dedicaba era a la abogacía, y lo importante que es leer para convertirnos en personas cultas.
«Un día vi que en la pantalla de mi ordenador había un archivo pequeño que ponía Historia. Y me dije: ‘¿Esto de Historia qué es? ¡Ah, es verdad! Hace 15 días estuve yo aquí en el despacho escribiendo una historieta. Pero aquí somos gente seria, aquí somos abogados, y no nos dedicamos a escribir historietas en el despacho. ¡Ahora mismo a la papelera!’. Y cogí el ratón, y a la papelera», narra nuestro invitado ante la atenta concurrencia.
«Pero como ya he dicho que esto es un pequeño milagro que ocurrió, hubo una voz interior que me dijo: ‘¿Cómo lo vas a borrar, si ni siquiera lo has leído?’. Y me dije: ‘¡Anda, es verdad!’. Y entonces abrí -clic, clic-, lo leí, y -modestamente, porque lo había escrito yo- me encantó lo que había escrito. Y dije: ‘Oye, pues si me ha servido un día que estaba hecho polvo para descansar y encima me gusta lo que he escrito y lo pasé bien, puedo seguir escribiendo los sábados por la tarde, cuando tenga un rato’. Y es lo que hice. Me puse a escribir cuando tenía tiempo y al cabo de nueve meses terminé el libro, lo mandé a la editorial un jueves y el martes me dijeron que lo publicaban. ¡Esto es increíble!», asegura Pérez-Foncea. «Las editoriales tardan meses en contestar; a veces años. Y a veces, que es lo más normal, no contestan», apunta.
Los alumnos se dan cuenta inmediatamente de la importancia de lo que escuchan. Están ante un escritor consagrado que, además, comenzó su andadura como literato de la mano de la novela fantástica juvenil. La saga del personaje Iván de Aldénuri alcanzó en seguida un gran éxito entre jóvenes y no tan jóvenes. Después llegó el turno de Thúval: Las Sagas de Invernnia, con el que Pérez-Foncea puso fin a su recorrido por este género literario.
Necesitado de nuevas experiencias, el autor se lanzó a la piscina de la novela policíaca con Muerte en el rompeolas. Pero un documento que llegó a sus manos por casualidad cambió nuevamente el rumbo de su pluma. En él se hablaba de un almirante español, Blas de Lezo, que derrotó a los ingleses en 1741. Juan Pérez-Foncea quedó prendado de la novela histórica. Entre sus títulos, Los Tercios no se rinden y El héroe del Caribe: la última batalla de Blas de Lezo.
Tras su charla con los chavales, el autor ha firmado ejemplares a sus -a buen seguro- nuevos admiradores del Karol Wojtyla.